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El poder del juego en el desarrollo infantil

  • Foto del escritor: Cendi Sierra Fría
    Cendi Sierra Fría
  • 19 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 5 oct 2024

“El juego es tan importante para nuestro desarrollo y supervivencia que el deseo de jugar se ha convertido en un impulso biológico, como el de dormir o comer."

BROWN & VAUGHAN, 2010


Los seres humanos somos la especie que más juega. Estamos hechos para jugar

y nos hacemos jugando. Al momento de jugar manifestamos la expresión más

pura de nuestra humanidad.


Por ello es que los momentos en que más vivos nos sentimos y que acaban

convirtiéndose en nuestros mejores recuerdos son los momentos en los que

jugamos.



La capacidad de jugar es vital no solo para ser felices, sino también para mantener

unas relaciones sociales duraderas y ser creativos e innovadores en la vida.


El juego es constitutivo de la experiencia humana y, además de todos los

beneficios emocionales, intelectuales, físicos, simbólicos e imaginarios que

proporciona, es un derecho propio de la infancia.


Jugar es, al principio de la vida, un ejercicio de reconocimiento: El bebé que sigue

con la mirada una sonaja que se sacude produciendo musicalidades está

explorando el sonido y el silencio, los timbres, las melodías, así como el

movimiento de la visión de ese objeto le ofrece.


Cuando la manipule, él hará todos los movimientos posibles para descubrir su materialidad, sus particularidades e irá creando formatos de juego. Juego, exploración y descubrimiento están unidos en esas primeras experiencias con los objetos.



Durante las lecciones de juego, la memoria se activa porque el niño tiene que

recordar las reglas, la secuencia de eventos y detalles específicos del juego. Se

estimula la atención y la concentración ya que los jugadores deben centrarse en la

dinámica del juego y adaptarse a las condiciones cambiantes.


La cantidad de juego guarda relación con el desarrollo de la corteza frontal,

importante región del cerebro responsable de los que llamamos cognición:

distinguir entre la información importante y la irrelevante, procesar y organizar los

pensamientos y los sentimientos.




La falta del juego como parte integral del proceso educativo es un problema que

incide directamente en el desarrollo cognitivo de los bebés, niñas y niños. La falta

de oportunidades de juego limita el aprendizaje de habilidades cognitivas básicas

como la creatividad, la resolución de problemas y la toma de decisiones.


Referencias bibliográficas

Huizinga,Johan,Homo ludens, (1997) Madrid.

Tonucci, Francesco (1996) La ciudad de los niños. Un modo nuevo de pensar la

ciudad, Buenos Aires, Losada.

BROWN & VAUGHAN (2010) ¡A Jugar! La forma más efectiva de desarrollar el

cerebro, enriquecer la imaginación y alegrar el alma.


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